“Tenemos miedo de no estar lo bastante alineados, no ser lo bastante obedientes, lo bastante serviles, y de ser excomulgados, condenados al exilio moral con el que las democracias débiles y perezosas chantajean a los ciudadanos. Miedo, en una palabra, a ser libres. A arriesgarse, a tener valor”. Oriana Fallaci declaró estas palabras en 2005, cuando, un año antes de su muerte, decidió hablar sobre lo que describió como la “ley del odio.” Estas reflexiones aún hoy resultan actuales, así como muchas otras, hasta ahora inéditas, que por primera vez se publican, y que abordan el conflicto con el Islam.
“He visto a mujeres musulmanas cuya vida vale menos que una vaca o un camello”, escribía la joven Oriana en su primer informe sobre la situación de la mujer en los países islámicos. “En el mundo existen mujeres que, aún ahora, viven tras la tupida neblina de un velo, y es como si miraran a través de los barrotes de una cárcel”. Esa cárcel, que se extiende desde el océano Atlántico hasta el Índico, a lo largo de Marruecos, Argelia, Nigeria, Libia, Egipto, Siria, Líbano, Irak, Irán, Jordania, Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Indonesia, es el mundo del Islam, donde, a pesar del “torbellino de rebelión”, las reglas que rigen la vida de las mujeres permanecen inmóviles hace siglos.
Durante toda su vida, Oriana Fallaci tuvo contacto con el mundo islámico, y entrevistó a personajes como Yasser Arafat, Golda Meir, Ariel Sharon, Muhammar Kadafi y el ayatolá Khomeini. También tuvo oportunidad de encontrarse con los sobrevivientes israelitas del atentado en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972, e incluso viajó al desierto de Oriente Medio para hacer reportajes sobre la primera Guerra del Golfo.
Testigo del conflicto entre Occidente y el Islam, dejó en Las raíces del odio. Mi verdad sobre el Islam un testimonio férreo y sin concesiones, imprescindible para entender su trayectoria como escritora y periodista, criticado por algunos y aplaudido por otros.
Oriana Fallaci (1929-2006), florentina, ha sido definida como "uno de los escritores más leídos y amados del mundo" por el rector del Columbia College de Chicago, que le concedió el doctorado honoris causa en Literatura. Como corresponsal de guerra, cubrió los principales conflictos bélicos de su época, desde la guerra de Vietnam a Oriente Medio. Entre sus libros se destacan Carta a un niño que nunca nació (1975), Un hombre (1979), Inshallah (1990) y la trilogía, publicada con enorme éxito por Editorial El Ateneo, conformada por La rabia y el orgullo (2002), La fuerza de la razón (2004) y Oriana Fallaci se entrevista a sí misma. El Apocalipsis (2005). En 2008, después de su muerte, se publicó Un cappello pieno di ciliege (Un sombrero lleno de cerezas), obra en la que la autora trabajó más de diez años y que trata sobre la historia de su familia.
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