Hasta 1945, sus padres eran héroes nacionales. Después de la derrota alemana, se descubrió que en realidad eran verdugos.
Los hijos de Himmler, Göring, Hess, Frank, Bormann, Hoess, Speer y Mengele vivieron la época de la Segunda Guerra Mundial rodeados de privilegios, bajo la protección de padres todopoderosos. El desenlace de la guerra significó para ellos un desastre. Desconocían los crímenes de sus padres, pero años más tarde descubrieron sus gravísimas responsabilidades.
Hijos de nazis narra la trayectoria cotidiana de los hijos de los altos dignatarios que realizaban un trabajo de aniquilación y exterminio antes regresar con sus familias, a veces, instaladas junto a los propios campos de concentración. ¿Qué relación mantuvieron esos hijos con sus padres? ¿Cómo vivieron con un apellido que es sinónimo del horror? ¿Cuánta responsabilidad por esos crímenes se transmitió a la descendencia?
Un libro fascinante, traducido a siete idiomas, que indaga en historias familiares a la vez únicas y siniestras.
Tania Crasnianski nació en Francia, pero su madre es alemana, y su padre, ruso-francés. De su triple origen alemán, francés y ruso, el primero tuvo una influencia particular en ella, y la historia de Alemania se impuso en su vida.
 
Su interés en las personas marginadas por la sociedad la llevó a convertirse en abogada penalista, y formó parte del Colegio de Abogados de París. Su profesión le dio el rigor necesario para estudiar y transmitir los hechos históricos del país que el mundo identifica con el nazismo.
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