Sherlock Holmes es el detective más famoso de todos los tiempos. Alto, delgado, terriblemente inteligente, el solitario inglés sólo hallaba remedio a su aburrimiento resolviendo los casos policiales más complejos.
Estudio en escarlata (1887) es la primera obra de Arthur Conan Doyle en la que aparece Holmes. Un asesinato perpetrado en circunstancias extrañas desconcierta a la policía de Scotland Yard, que busca la ayuda del célebre detective.
En La señal de los cuatro (1890), la investigación de una muerte revela una historia de venganza tramada en épocas y latitudes insospechadas. Es la novela donde Holmes explica la ciencia de la deducción y también reconoce su adicción a la cocaína.
“Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una de las buenas costumbres que nos quedan”.
Jorge Luis Borges
Arthur Conan Doyle (Edimburgo, 1859 - Crowborough, Reino Unido, 1930) pertenecía a una familia católica de origen irlandés. Pasó su adolescencia en un internado jesuita, donde comenzó a crear relatos que fascinaban a sus compañeros.
Estudió Medicina en la Universidad de Edimburgo allí conoció a futuros escritores famosos, como James Barrie y Robert Louis Stevenson, y al doctor Joseph Bell, dueño de asombrosas habilidades de observación y deducción, que le inspiraría su personaje más famoso: Sherlock Holmes.
Entre 1882 y 1890 ejerció como médico en Southsea, Inglaterra, pero el fabuloso éxito de los relatos de Holmes lo impulsó a abandonar la medicina y profesionalizarse como escritor.
Cuando estalló la guerra de los bóeres, sirvió como médico militar. En reconocimiento por su acción, fue  nombrado caballero en 1902.
Viajero, político, deportista, hombre de familia, espiritista, sir Arthur Conan Doyle es recordado ante todo como el escritor que creó al detective más célebre de la literatura.