Las mujeres transitamos este mundo cargando mandatos, el “deber ser”: ser buena hija, novia, esposa, madre, amante, femme fatal. Desde temprana edad, se despliega una enorme cantidad de exigencias sobre nuestro cuerpo y comportamiento.
¿De dónde viene esa fuerza que nos lleva a un único destino de cuidadoras una y otra vez? ¿Quiénes somos y qué deseamos cuando no estamos agradando, cuidando, o amando? ¿Por qué las mujeres de todo el mundo lideramos todos los índices de la desigualdad y cómo se traduce esto en nuestra vida?
María Florencia Freijo propone una lectura interesantísima por la historia, la industria cultural y del entretenimiento, para averiguar en qué momento nació esta diferencia social que nos ha convertido en personas con menos derechos, menos ingresos, menos justicia. Pero, sobre todo, por qué pese a esto seguimos desplegando todos nuestros recursos en tiempo, atención, y dinero, obsesionadas por el amor romántico, pensando en la familia tipo como único destino posible.
Con casos concretos de la historia y el presente, y recuperando la historia de las mujeres que no pudieron elegir, como nuestras abuelas, reconstruye los mandatos que se presentan como “naturales” y juegan en contra de las mujeres. Tomar conciencia para que nuestros silencios tomen voz es el primer paso para nuestra nueva libertad.
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María Florencia Freijo es Licenciada en Ciencias Políticas. Se desempeña como asesora legislativa y de carácter privado. Brinda charlas y capacitaciones en organizaciones públicas y empresas. Reconocida por su trayectoria como militante de los derechos de las mujeres, se dedica a la divulgación de la historia y la situación actual de las mujeres en el mundo, a través de redes sociales, prensa escrita, radio y televisión. Ha colaborado en medios como Clarín, Infobae, Anfibia, BAE Negocios, Noticias, La Nación, Sudestada, entre otros. Brindó clases en la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Rosario, la Universidad Nacional del Litoral, la Universidad Nacional de San Luis y la Universidad Nacional de Córdoba. Trabajó en Ecuador, Alemania y Paraguay en temas referidos a desarrollo humanitario. Madre sola, hace malabares con la exclusividad de los cuidados de su hijo de siete años, su trabajo y otros sueños que persigue.